miércoles, 20 de junio de 2012



Como inmersa en el interior de un sueño idílico del que no se quiere despertar me pregunto si ciertos momentos tan perfectos son reales. Cómo he llegado a ellos sin apenas darme cuenta, cómo me atrapan y mecen mis inquietudes, mis desesperanzas, conviertiéndolas en una sensación de calma y plenitud dificil de valorar. Y es entonces cuando me doy cuenta de que mi vida es mía y de todas las sorpresas que quedan por llegar. Es entonces cuando me doy cuenta de que necesito bien poco para ser plenamente feliz, tan sólo alguien con quien contar, unas pocas manos que nunca me fallarán y que me acompañan incluso en mis momentos de retraimiento, esas ocasiones en que dejo de estar con todos los demás y me abstraigo para ver desde fuera ese instante. Observar desde lo alto ese soplo tan perfecto, sabiendo que al despertar verás cómo unos ojos te miran con el futuro en las pupilas es el sueño real que vivo y que venero cada segundo.

A tí, por ser esos ojos, y esas manos, y ese todo. 


(Fotografía: Jaime García Rivero. Texto:María Arias Quesada).

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